“Visitar Bordeaux no es solo un viaje a la capital del vino, es el paraíso de los enófilos, donde todo gira en torno al vino y la gastronomía.”
Por Álvaro Collado.
Viajar a Bordeaux es adentrarse en el epicentro del mundo del vino. Este destino combina historia, cultura y una tradición vinícola sin igual. Con una oferta enoturística incomparable, paisajes impresionantes y una gastronomía exquisita, Bordeaux es el lugar ideal para los enófilos en busca de una experiencia completa y enriquecedora.
Reconocida mundialmente como una de las regiones vinícolas más prestigiosas, Bordeaux cuenta con más de 113.000 hectáreas de viñedo, repartidas en 60 denominaciones de origen (A.O.C., Appellation d’Origine Contrôlée) y con aproximadamente 14.000 productores. Para poner estas cifras en perspectiva, Rioja, en España, abarca unas 60.000 hectáreas, mientras que la Ribera del Duero se extiende por alrededor de 26.000. La magnitud de Bordeaux es una auténtica barbaridad, y no se entendería si no fuera porque se puede considerar el origen de mucho de lo que es hoy en día el mundo del vino.
Además, estamos de suerte, pues viajar a Bordeaux desde España es relativamente fácil y económico. Con vuelos directos desde aeropuertos como Málaga, Madrid o Barcelona, se convierte en un destino bastante accesible y perfecto para una escapada enológica de unos pocos días. En este artículo, exploraremos cómo disfrutar al máximo de unos días en Bordeaux y sus alrededores, sumergiéndonos en su infinita cultura vitivinícola.
“Visitar Bordeaux no es solo un viaje a la capital del vino, es el paraíso de los enófilos, donde todo gira en torno al vino y la gastronomía.”
Por Álvaro Collado.
Viajar a Bordeaux es adentrarse en el epicentro del mundo del vino. Este destino combina historia, cultura y una tradición vinícola sin igual. Con una oferta enoturística incomparable, paisajes impresionantes y una gastronomía exquisita, Bordeaux es el lugar ideal para los enófilos en busca de una experiencia completa y enriquecedora.
Reconocida mundialmente como una de las regiones vinícolas más prestigiosas, Bordeaux cuenta con más de 113.000 hectáreas de viñedo, repartidas en 60 denominaciones de origen (A.O.C., Appellation d’Origine Contrôlée) y con aproximadamente 14.000 productores. Para poner estas cifras en perspectiva, Rioja, en España, abarca unas 60.000 hectáreas, mientras que la Ribera del Duero se extiende por alrededor de 26.000. La magnitud de Bordeaux es una auténtica barbaridad, y no se entendería si no fuera porque se puede considerar el origen de mucho de lo que es hoy en día el mundo del vino.
Además, estamos de suerte, pues viajar a Bordeaux desde España es relativamente fácil y económico. Con vuelos directos desde aeropuertos como Málaga, Madrid o Barcelona, se convierte en un destino bastante accesible y perfecto para una escapada enológica de unos pocos días. En este artículo, exploraremos cómo disfrutar al máximo de unos días en Bordeaux y sus alrededores, sumergiéndonos en su infinita cultura vitivinícola.
Explora la ciudad de Bordeaux.
En Bordeaux encontrarás una amplia oferta hotelera que se adapta a todos los presupuestos, y junto a su situación geográfica, ubicada en la confluencia de los ríos Garonne y Dordogne, hacen de esta ciudad la base perfecta para nuestra estancia y punto ideal desde el que moverse con facilidad entre sus distintas zonas vitivinícolas.
Dedica algún día a explorar la ciudad, reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Si tienes tiempo, haz algún tour gratuito por el casco histórico, donde podrás conocer su fascinante historia y descubrir multitud de curiosidades, como que la gran renovación urbana que vivió la ciudad en el siglo XIX fue diseñada y dirigida por el mismo arquitecto urbanista que modernizaría París años más tarde, el Barón Georges-Eugène Haussmann. Otra visita obligada es La Ciudad del Vino, un centro cultural dedicado a celebrar la diversidad y riqueza del vino. Este espacio contemporáneo ofrece exposiciones interactivas, proyecciones y degustaciones que proporcionan al visitante, de forma amena y divertida, una visión muy completa de la historia y cultura vitivinícola de Bordeaux y del mundo.
Conociendo la margen izquierda del Garonne.
Las orillas del río marcan una diferencia de suelos y permiten una gran diversidad de variedades de uvas, que se adaptan a sus distintos terruños. En el caso de la orilla izquierda del río Garonne, la variedad Cabernet Sauvignon es la reina indiscutible en los viñedos. Esta zona es famosa por algunas de las denominaciones de origen más prestigiosas, como Margaux, Saint-Julien, Pauillac y Saint-Estephe. A lo largo de tu ruta, puedes de tenerte en alguno de los icónicos châteaux, donde podrás realizar visitas guiadas y catas. Muchas de estas bodegas ofrecen además, la oportunidad de conocer más sobre el proceso de vinificación, desde la cosecha hasta el embotellado.
Un lugar emblemático para visitar es Château Margaux, conocido por su vino tinto de alta calidad, y Château Lafite Rothschild, otro referente en la producción de vinos excepcionales. Para los que busquen una experiencia más íntima, Château Pichon Longueville Baron ofrece visitas personalizadas y una degustación de sus mejores cosechas.
Después de explorar las distintas bodegas y zonas de este margen, puedes dirigirte a Soulac-sur-Mer, una ciudad costera de singulares construcciones, popular como destino veraniego entre los borde leses y que merece la pena visitar. Para el regreso, puedes optar por dos rutas: una por la costa, con vistas impresionantes del océano Atlántico, o un viaje más directo hacia Bordeaux.
Saint-Émilion y Pomerol, imprescindibles.
La zona de Libournais, en la margen derecha del río Dordogne, merece uno o dos días de visita, en función del tiempo del que dispongas. En ella en contraremos emblemáticas zonas vinícolas como Saint-Émilion y Pomerol, donde las variedades Merlot y Cabernet Franc son las protagonistas. Piérdete por los viñedos y visita alguno de los châteaux de la zona que ofrecen degustaciones de sus vinos. Entre los más destacados se encuentran Château Ausone o Château Cheval Blanc, conocidos por sus vinos de alta gama. Sin embargo, existe un gran número de pequeños productores conocidos como “vignerons”, con bodegas de tradición familiar, que elaboran sus vinos y trabajan su viña de manera artesanal, ofreciendo vinos de alta calidad a precios más modestos.
Otra parada obligada es el pueblo medieval de Saint-Émilion, también declarado Patrimonio de la Humanidad, que merece la pena visitar perdiéndose por sus calles empedradas. Te sorprenderá la cantidad de vinotecas que pueden coexistir en un pueblo tan pequeño, ¡contamos hasta 36 diferentes! En todas ellas que puedes comprar y degustar un sinfín de vinos con grandes profesionales que te sabrán explicar las peculiaridades de cada uno. Aunque está a solo 50 minutos de Bordeaux, considera la opción de pasar la noche para disfrutar de la experiencia al completo, sin prisas y degustar la gastronomía local.
Entre Sauternes y Barsac, territorio de la botrytis.
Dedica otro día a adentrarte en las zonas de Sauternes y Barsac, situadas situadas al sur del río Garonne, previo a su confluencia con el Dordogne, y conocidas por sus vinos dulces elaborados principalmente con la variedad Sémillon. El proceso de noble podredumbre, conocido como Botrytis Cinerea, es fundamental para desarrollar las complejas notas y matices de estos vinos. En el camino, visita los pueblos pintorescos de Rions, Cadillac, Saint-Macaire y Bazas, cada uno con su propio encanto y carácter.
En Sauternes, no te pierdas La Maison Du Vigne ron de Sauternes, donde podrás disfrutar de una degustación gratuita de varios vinos y aprender sobre la viticultura local y el particular proceso de elaboración de esta tipología de vinos. Y por último, si te queda tiempo, no dejes de visitar el emblemático Château d’Yquem, una de las bodegas más reconocidas y prestigiosas del mundo.
Comer y beber.
Francia es el país con el mayor número de estrellas Michelin del mundo, y no es casualidad. La cultura gastronómica que se ha desarrollado a lo largo de los años hace que sea muy difícil no comer bien casi en cualquier rincón del país. Y Bordeaux no es la excepción. A continuación te dejamos algunas sugerencias donde poder tomar buenos vinos y disfrutar de la gastronomía bordelesa.
Para catar diferentes vinos por copa en un ambiente acogedor y de cualquier segmento de precios, sin duda Le Bar à Vin, situado en el centro de Bordeaux, es una excelente elección. Este establecimiento parte de la Escuela del Vino de Bordeaux, y cuenta con una exquisita selección de vinos, tanto blancos como tintos, a precios muy asequibles. Además, se maridan con selecciones de quesos, patés y otros productos locales, lo que te permitirá también explorar la gastronomía de la región. No es necesario hacer reserva, solo llega y haz unos minutos de cola; la espera no suele exceder media hora. Y puedo asegurar que merece la pena.
En la zona de Libournais, son típicos platos como el magret de canard o el foie gras, ideales para maridar con un buen tinto de la zona. Una opción muy interesante en Saint-Émilion es L’Envers du Décor, un restaurante con una excelente cocina local, que cuenta con una gran selección de vinos a precios muy razonables.
Por último, no dejes de visitar las vinotecas de calle. Bordeaux, así como la mayoría de los municipios aledaños, está repleto de vinotecas con fantásticos vinos y grandes profesionales que ofrecen vinos por copa, permitiéndote catar desde opciones más básicas hasta grand crus, en diferentes dosis y a precios muy asequibles. Entra en cualquiera de ellas y diviértete haciendo tu pequeña selección para catar cosas diferentes
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