Finca Allende

Emplazado en la Rioja Alta, sobre un cerro de 80 metros de altura, Briones se presenta elevado en una silueta que expresa la importancia del terroir donde se asienta, la importancia de un terroir que les permite estar más cerca del cielo. Desde que en el año 1986 Miguel Ángel de Gregorio descubriera las excelencias de esta tierra, la interacción de ambos, hombre y medio, genio y potencia, han permitido dotar al vino de una personalidad única, propia de un vino de altísimo nivel.

“El vino se hace en la viña”; este es el pilar sobre el que gira toda la filosofía de elaboración del vino Allende. El respeto a un terroir único, la vendimia realizada a mano en el momento óptimo de maduración, la selección manual de las mejores uvas… Y detrás de todo esto, un equipo humano que aún esfuerzo, dedicación, cariño… y para quienes la calidad es su máxima en el trabajo diario. En definitiva, el ESTILO ALLENDE.

El Palacio Ibarra es el espacio Allende, constituyendo un palacio señorial del Siglo XVII construido en el año 1675 por orden de Don Andrés de Ibarra y Pedroso. Sus paredes recogen la herencia de un pasado cargado de historias, tantas como las que surgen alrededor de una botella Allende o las que encierra la misma. Bajo la filosofía de “viticultura sostenible” trabajan día a día, comprometidos con el respeto al medio ambiente y a la planta, respeto a lo que la naturaleza les ofrece, admiración por la singularidad de sus viñedos. Cultivan sus terruños evitando cualquier tipo de tratamiento herbicida o de síntesis, disminuyendo las emisiones de carbono. Protegen y cuidan sus viñas retomando las costumbres ancestrales: laboreos manuales acompañados de tracción animal. Defienden una viticultura sostenible que nace desde la profunda convicción de que la esencia de su imagen es el respeto por la excepcionalidad de sus viñedos y la expresividad de sus tierras.

Finca Allende

Emplazado en la Rioja Alta, sobre un cerro de 80 metros de altura, Briones se presenta elevado en una silueta que expresa la importancia del terroir donde se asienta, la importancia de un terroir que les permite estar más cerca del cielo. Desde que en el año 1986 Miguel Ángel de Gregorio descubriera las excelencias de esta tierra, la interacción de ambos, hombre y medio, genio y potencia, han permitido dotar al vino de una personalidad única, propia de un vino de altísimo nivel.

“El vino se hace en la viña”; este es el pilar sobre el que gira toda la filosofía de elaboración del vino Allende. El respeto a un terroir único, la vendimia realizada a mano en el momento óptimo de maduración, la selección manual de las mejores uvas… Y detrás de todo esto, un equipo humano que aún esfuerzo, dedicación, cariño… y para quienes la calidad es su máxima en el trabajo diario. En definitiva, el ESTILO ALLENDE.

El Palacio Ibarra es el espacio Allende, constituyendo un palacio señorial del Siglo XVII construido en el año 1675 por orden de Don Andrés de Ibarra y Pedroso. Sus paredes recogen la herencia de un pasado cargado de historias, tantas como las que surgen alrededor de una botella Allende o las que encierra la misma. Bajo la filosofía de “viticultura sostenible” trabajan día a día, comprometidos con el respeto al medio ambiente y a la planta, respeto a lo que la naturaleza les ofrece, admiración por la singularidad de sus viñedos. Cultivan sus terruños evitando cualquier tipo de tratamiento herbicida o de síntesis, disminuyendo las emisiones de carbono. Protegen y cuidan sus viñas retomando las costumbres ancestrales: laboreos manuales acompañados de tracción animal. Defienden una viticultura sostenible que nace desde la profunda convicción de que la esencia de su imagen es el respeto por la excepcionalidad de sus viñedos y la expresividad de sus tierras.

Los vinos de Finca Allende

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