La Socarrona es un blanco que nos gusta definir como “chardonnay atlántico”, por su carácter salino derivado de los vientos de poniente. De vendimia temprana, fermenta a baja temperatura y permanece durante una semana en depósito, en contacto con sus lías, lo que le aportará cierta estructura y algo de complejidad en nariz. Destaca también por sus notas cítricas y aromas frutales características de la variedad.

El Fanfarrón, en cambio, es un tinto elaborado con un coupage clásico de la zona de Cádiz, Tintilla de Rota, Syrah y Merlot, en la proporción 50-25-25. Se lleva a cabo un ensamblaje de las tres variedades y, tras la fermentación maloláctica, hace una crianza de cuatro meses en barricas de roble francés y americano. Se caracteriza por sus notas frutales y tonos violáceos.

Tratándose de la línea de vinos de Cádiz, los nombres de ambos vinos tienen su origen en la historia de la capital gaditana. En 1810, la ciudad sufrió el asedio por parte del ejército napoleónico francés, que finalmente concluyó en nada debido al poco éxito que tuvieron sus bombardeos. Esto se convirtió en vox populi hasta el punto de que las calles empezaron a cantar por ‘alegrías’. En una de sus letras más famosas, se dice que las gaditanas, con  socarronería, se burlan de los franceses, a quienes llaman ‘fanfarrones’, El Fanfarrón, por tanto, quiere representar al soldado francés, y La Socarrona, por su parte, a la mujer gaditana que, con carácter e ingenio, se hacía tirabuzones con las bombas que tiraban los ‘fanfarrones’.