Tras su paso por Atauta, en 2011 crea Bodegas Antídoto, de la mano de su socio, David Hernando que, ligado a la viticultura de carácter tradicional, intervino en la elaboración del vino familiar desde bien pequeño..
Las personas, hombres y mujeres, que trabajan y venden las uvas a Bodegas Antídoto, forman parte de este proyecto por mérito propio. Conforman una red casi familiar en la que su aportación y su arraigo son fundamentales. Trabajan bajo la batuta de los directores de esta singular orquesta, pero aportan los saberes de la tradición, de la tierra y del clima, un intercambio de conocimientos que solo puede enriquecer. Faenan desde el respeto al terreno y a las viñas, como lo hacían sus antepasados, con apenas mecanización. Este curioso sistema de multiparcelas, un rompecabezas diseminado de viñedos ubicados en diferentes terrenos, obliga a una extraordinaria precisión, especialmente en el momento de la vendimia.
Los viticultores, junto con todo el personal de la Bodega, conforman el necesario factor humano de Antídoto y están detrás de su razón de ser: el arraigo a una tierra con un carácter especial, como sus propios vinos.