Del cielo y la biodinámica, a la tierra de albariza y la viticultura tradicional con Muchada-Léclapart.
Hemos tenido el placer de asistir a la presentación de la nueva añada de Muchada-Léclapart en Sanlúcar de Barrameda. Junto a clientes y amigos, tuvimos el privilegio de sumergirnos en el fascinante mundo de la viticultura tradicional y la biodinámica.

En este día tan especial, Alejandro Muchada, embajador de la cultura del vigneron, nos llevó de la mano por su apasionante proyecto, donde comparte su pasión y conocimientos junto a su maestro y referente, David Léclapart.
En el corazón del marco de Jerez, la uva palomino y las tierras de albariza se unen en una sinfonía de sabores y aromas únicos. En este proyecto, se combina la experiencia de la agricultura biodinámica con la excelencia de la escuela francesa de la vitivinicultura, todo ello con el objetivo de crear un vino blanco excepcional, sin velo de flor y sin fortificar como es habitual en la región, pero que refleja sin complejos el alma del marco. Con este enfoque de mínima intervención, se utilizan técnicas que respetan al máximo el proceso natural.
Ubicados en las privilegiadas tierras del histórico Pago Miraflores, y aprovechando el frescor del océano Atlántico, han recuperado viñedos de antiguas selecciones masales de palomino fino y moscatel de Chipiona. Pero es cuando estamos en la viña cuando todo este discurso cobra sentido. Tras un pequeño recorrido por sus viñedos, Alejandro nos explicó lo que hace que sus vinos estén llenos de personalidad. “No venimos a competir, sino a complementar”, fueron sus palabras textuales. En el proceso de darnos a conocer esos pequeños detalles que marcan la diferencia entre un buen vino y un vino excelente, Muchada nos dio tres claves fundamentales para él: tener un buen suelo como es la tierra de albariza, a menos de siete kilómetros del Océano Atlántico; trabajar con buenas viñas, de más de 65 años en su caso, repartidas en cuatro hectáreas en uno de los mejores pagos del marco; y, por último, en su concepto de viticultura biodinámica, tratar la uva y el viñedo como estos los requieran, respetando al máximo la biodiversidad que se genera en la viña. Para finalizar esta parte de la visita, nos explicó su forma de entender la biodinámica, centrándose en crear un equilibrio armonioso entre el suelo, las plantas, los animales y el entorno, con el objetivo de producir vinos de alta calidad de manera sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
Para continuar con la visita, nos trasladamos hasta el centro de la ciudad de Sanlúcar de Barrameda, donde Alejandro, junto con su equipo, elabora sus vinos en una modesta bodega tratando de alterar lo menos posible el trabajo realizado en el viñedo. Es allí donde conocemos a Juan y Antonio que, junto con Alejandro, son los artífices del resultado que encontramos en la botella y derrochan pasión por su trabajo.
Es en la bodega donde catamos las nuevas añadas de sus vinos Univers, Lumière, Étoile y Elixir. Siempre manteniendo el equilibrio y el carácter que le aporta el viñedo del que proceden cada uno de los vinos, nos explica Alejandro que los matices que aporta la añada son intencionados, y que lejos de considerar un defecto que una añada pueda ser ligeramente diferente a otra, lo entienden en su filosofía de viticultura biodinámica como una gran virtud de sus vinos, que expresan y reflejan cada detalle del terroir en ese año en concreto. Es el viñedo el que garantiza una continuidad y un sello de calidad en todas las añadas, siendo estas diferentes entre sí, como las condiciones climatológicas de cada año lo son.
El resultado son vinos blancos secos, salinos y minerales, con aromas delicados y una profundidad en boca que deleita los sentidos y realza cualquier experiencia gastronómica. Durante la cata, quedamos impregnados de las notas de memoria de los vinos del marco de Jerez del Étoile; los matices de flores blancas y el carácter vibrante del Univers; la armonía y suntuosidad del Lumière; y la feminidad y el delicado equilibrio entre nariz y boca de su moscatel, Élixir, que nos enamoró desde el primer minuto. Como nos explicó Alejandro, su principal misión al elaborar estos vinos es que la persona que los disfrute pudiera sentir el terroir del que proceden y el matiz de cada añada, que vendrá determinado principalmente por la sabiduría de la planta, que es capaz de convertir la luz que recibe, con los elementos de su entorno, en un fruto con el que luego elaboran su vino.
Para finalizar esta inmejorable jornada, pudimos llevarnos estos vinos a la mesa y acompañarlos con productos de la tierra en un ambiente distendido y de disfrute con una compañía inmejorable. ¡Ha sido un verdadero placer ser parte de esta experiencia única! Esperamos seguir disfrutando de sus vinos excepcionales en futuras ocasiones. ¡Salud!
Conoce los vinos de Muchada-Léclapart.
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