Abadía Retuerta

La introducción de la vid en la Península se corresponde a los romanos, quienes la extendieron por el norte peninsular, llegando a las tierras del Duero y, finalmente, a las tierras de Abadía Retuerta en los inicios de la era cristiana. En el siglo XII, los cristianos fundaron sus Monasterios y el enclave del Duero. Los monjes insistieron en el cultivo del viñedo y, poco a poco, además de extraer lo mejor de aquellas tierras, fueron dominando la elaboración del vino. 

La historia culmina en las tierras alrededor del río Duero durante la era cristiana y el declive del poder islámico. El crecimiento demográfico del conde D. Sancho García motivó el establecimiento de tres iglesias locales: Nuestra Señora de la Armedilla, Nuestra Señora Santa María de Valbuena y Nuestra Señora Santa María de Retuerta. El último y en el que vivimos hoy fue construido en 1146 y realizó la necesaria contribución a las terras et vineas. Las inscripciones en las piedras de la iglesia dan fe de las donaciones de campos y viñedos.

Después de los primeros años de la fundación de la Iglesia, otros documentos atestiguan la importancia del cultivo de la viña. Uno de ellos dice que, a partir de 1504, en la ciudad de Quintanilla, 400 personas tomaban 80.000 toneles de vino blanco (1.280.000 litros) y que las viñas que plantaron posteriormente lo fueron de vino tinto. La naturaleza de la agricultura en la España feudal cambió radicalmente en el siglo XIX tras la conquista de Mendizábal, que puso las propiedades eclesiásticas en manos de la burguesía. Tras la conquista, comienza a declinar el uso de las tierras de Santa María de Retuerta para la producción de vino. Por un lado, la filoxera apareció a principios del siglo XIX, pero sobre todo fueron los cambios en la finca. En 1953 se empezaron a demoler los viñedos y los agricultores se pasaron al trigo y otros cultivos muy protegidos de la época.

A partir de los años 60, en Abadía Retuerta, antes de que quedara en manos privadas, la producción de vino decayó y se arrancaron las mejores partes de los viñedos para producir fruta selecta. El proceso finalizó a principios de los años 80 cuando se vendimiaron las últimas cepas.

En 1988, la empresa Sandoz compra la empresa española de trigo propietaria de la finca Abadía Retuerta, y viendo el gran potencial de estas zonas, la empresa decide "transformar" los grandes vinos de este sector y recuperar el sentido del vino. En 1994, Vigneron Pascal Delbeck (Château Ausone, Belair) llegó al proyecto y construyó la bodega actual en 1996. Ese año se incorpora al grupo Ángel Anocíbar, enólogo y gerente de Viñedo y Bodega.

Abadía Retuerta

La introducción de la vid en la Península se corresponde a los romanos, quienes la extendieron por el norte peninsular, llegando a las tierras del Duero y, finalmente, a las tierras de Abadía Retuerta en los inicios de la era cristiana. En el siglo XII, los cristianos fundaron sus Monasterios y el enclave del Duero. Los monjes insistieron en el cultivo del viñedo y, poco a poco, además de extraer lo mejor de aquellas tierras, fueron dominando la elaboración del vino. 

La historia culmina en las tierras alrededor del río Duero durante la era cristiana y el declive del poder islámico. El crecimiento demográfico del conde D. Sancho García motivó el establecimiento de tres iglesias locales: Nuestra Señora de la Armedilla, Nuestra Señora Santa María de Valbuena y Nuestra Señora Santa María de Retuerta. El último y en el que vivimos hoy fue construido en 1146 y realizó la necesaria contribución a las terras et vineas. Las inscripciones en las piedras de la iglesia dan fe de las donaciones de campos y viñedos.

Después de los primeros años de la fundación de la Iglesia, otros documentos atestiguan la importancia del cultivo de la viña. Uno de ellos dice que, a partir de 1504, en la ciudad de Quintanilla, 400 personas tomaban 80.000 toneles de vino blanco (1.280.000 litros) y que las viñas que plantaron posteriormente lo fueron de vino tinto. La naturaleza de la agricultura en la España feudal cambió radicalmente en el siglo XIX tras la conquista de Mendizábal, que puso las propiedades eclesiásticas en manos de la burguesía. Tras la conquista, comienza a declinar el uso de las tierras de Santa María de Retuerta para la producción de vino. Por un lado, la filoxera apareció a principios del siglo XIX, pero sobre todo fueron los cambios en la finca. En 1953 se empezaron a demoler los viñedos y los agricultores se pasaron al trigo y otros cultivos muy protegidos de la época.

A partir de los años 60, en Abadía Retuerta, antes de que quedara en manos privadas, la producción de vino decayó y se arrancaron las mejores partes de los viñedos para producir fruta selecta. El proceso finalizó a principios de los años 80 cuando se vendimiaron las últimas cepas.

En 1988, la empresa Sandoz compra la empresa española de trigo propietaria de la finca Abadía Retuerta, y viendo el gran potencial de estas zonas, la empresa decide "transformar" los grandes vinos de este sector y recuperar el sentido del vino. En 1994, Vigneron Pascal Delbeck (Château Ausone, Belair) llegó al proyecto y construyó la bodega actual en 1996. Ese año se incorpora al grupo Ángel Anocíbar, enólogo y gerente de Viñedo y Bodega.

Los vinos de Abadía Retuerta

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